
De
Huertas
y Jardines
Tres hermanas se asociaron para mejorar la dieta
Evidencias arqueológicas y paleontológicas confirmarían que los primeros habitantes del continente americano cruzaron, hace al menos 15.000 años, desde Asia a través de un "puente" de tierra que unía Siberia con Alaska y que luego desapareció.
Parece que no trajeron alimentos de origen animal o vegetal, o por lo menos que ninguno sobrevivió.
Para cuando Cristóbal Colón llegó por primera vez al Nuevo Mundo, los nativos americanos cultivaban hortalizas que eran autóctonas del continente, aunque muchas ya habían sido mejoradas por cruzamientos o selección.
Así, diferentes variedades de maíz de color, poroto trepador y calabaza habían sido domesticadas en América Central y del Norte para cuando las encontraron los europeos.
Las Tres Hermanas se cultivaban bajo un ingenioso sistema asociativo que favorecía a las 3 especies.
Los tallos del maíz proporcionaban sostén para que los porotos se treparan y sus hojas sombreaban a la calabaza rastrera.
Los porotos, como con todas las legumbres, generaban nitrógeno en el suelo para el maíz y la calabaza.
Finalmente, la sombra de la hojas de calabazas cubrían los entresurcos y ayudaban a retener la humedad para el maíz y el poroto, al mismo tiempo que impedían el crecimiento de las malezas.
Se cree que este sistema de cultivo único se originó en el actual México y que luego se extendió hacia el norte, convirtiéndose en una parte integral de las creencias y culturas de muchas comunidades.
Pero las hermanas no estuvieron juntas desde siempre, tardaron un poco en encontrarse y asociarse.
Los científicos concluyeron que en la zona noreste y central de los Estados Unidos, la calabaza ya se cultivaba hace 9000 años, el maíz hace unos 2100 años y los porotos complementaron el sistema mucho después, pero hace no menos de 1000 años.
Un plato étnico indio americano, el succotash se basaba en el maíz y los porotos, dos componentes principales del modelo. Y la calabaza se usaba en diferentes presentaciones, desde sopas hasta pan y platos dulces.
Las ventajas agronómicos de Las Tres hermanas siempre estuvieron bien documentadas; sin embargo, sus beneficios para la salud basados en estudios bioquímicos no fueron explorados hasta hace poco.
El maíz es rico en calorías pero relativamente pobre en proteínas y es deficiente en dos aminoácidos críticos. El poroto, es una importante fuente de proteínas y tienen un perfil de aminoácidos que complementa al maíz. La calabaza es fuente de calorías, pero también de vitaminas y minerales, y sus semillas contienen aceites muy beneficiosos.
Estudios in vitro han indicado, para las 3 especies, altas propiedades antioxidantes ligadas a compuestos fenólicos bioactivos que mejoran muchas funciones del cuerpo humano, principalmente el metabolismo de la glucosa.
Sin embargo, ante la necesidad de mejorar la diversidad en la elección de alimentos y enriquecer aún más los valores nutricionales relevantes para la salud humana, era importante integrar opciones más amplias de verduras.
Aunque los nativos también incluían otras especies en sus huertas, como papa, tomates y pimientos, o recolectaban frutos propios de cada región, Las Tres Hermanas fueron la columna vertebral de la agricultura precolombina, especialmente entre los pueblos norteamericanos.
Fuentes:
LK Mishra, J Walker-Swaney, D Sarkar, K Shetty. 2017. Bioactive vegetables integrated into ethnic “Three Sisters Crops” garden targeting foods for type 2 diabetes-associated health disparities of American Indian communities. Journal of Ethnic Foods, Vol 4 (3): 163-171, ISSN 2352-6181.
S Park, N Hongu, JW Daily. 2016. Native American foods: History, culture, and influence on modern diets. Journal of Ethnic Foods, Vol 3 (3): 171-177, ISSN 2352-6181.