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Purificadores vegetales

Actualmente, el 54% de la población mundial vive en ciudades, una cifra que se espera que aumente hasta el 70% para 2050. En un entorno urbano típico, los ciudadanos están expuestos a unos 200 contaminantes del aire que pueden afectar la calidad de vida y el bienestar.

La exposición a partículas de distintos orígenes, óxidos de nitrógeno, dióxido de azufre y ozono se asocia con enfermedades y mortalidad.

A pesar de las reducciones en las emisiones de contaminantes atmosféricos comunes desde principios de la década de 1990, millones de personas todavía están expuestas a concentraciones por encima de los niveles críticos.

El ozono se considera el contaminante del aire más dañino por sus efectos adversos sobre la vegetación natural y sobre las personas, ya que a corto y largo plazo contribuyen al desarrollo de enfermedades respiratorias y cardiovasculares que provocan reducción de la productividad de los trabajadores y mayor uso de medicamentos.

Los espacios verdes urbanos tienen muchas ventajas:

Pueden reducir la contaminación del aire y las emisiones de gases de efecto invernadero, secuestrar carbono, regular la temperatura del aire, mitigar el escurrimiento de aguas pluviales, reducir el ruido, además de proporcionar beneficios recreativos, sociales, psicológicos y estéticos. La vegetación facilita el depósito de partículas y gases en las superficies de las plantas y absorbe los contaminantes gaseosos a través de los estomas de las hojas.

Pero también están asociados a algunos inconvenientes:

El arbolado urbano puede afectar el medio ambiente si se usan especies invasoras; traer consecuencias sociales, como deterioro de la salud por polen alergénico o miedo al delito por las sombras; y demandar presupuesto, por el costos de podas, el control de plagas, o la reparación de daños a la infraestructura urbana causados ​​por la vegetación.

En 2018, un equipo de científicos de Francia, Japón, Lituania e Italia; liderados por Pierre Sicard, publicaron un trabajo, producto de una extensa revisión bibliográfica y de la consulta de datos climáticos en más de 10000 sitios en todo el mundo, que tuvo entre sus objetivos cuantificar la capacidad de eliminación de ozono por la vegetación urbana y clasificar las especies de plantas en función de la capacidad para mejorar la calidad del aire.

Algunos resultados interesantes incluyen:

- La reducción media anual en las concentraciones horarias de ozono debidas a los árboles y arbustos urbanos varió de 0.1% en Tucson (EE. UU.) en 1994 a 1.5% en Florencia (Italia) en 2013.

- La variación temporal de los efectos de los árboles urbanos sobre el ozono está estrictamente relacionada con las características de las plantas vinculadas al clima, como la conductancia estomática, la transpiración o la duración de la temporada de crecimiento. El efecto óptimo se observa durante el día cuando las hojas están presentes, mientras que la remoción de ozono en la noche es limitada debido al cierre estomático.

- Las especies de árboles mejor clasificadas para reducir la contaminación de ozono son: magnolia, castaño, ginkgo, liquidambar y fresno. Por otro lado, pícea, roble y falsa acacia se consideran de baja calificación. 

 

Las conclusiones clave fueron:
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 La capacidad de la vegetación urbana para eliminar el ozono es crítica en climas con una estación de crecimiento prolongada y altos niveles de ozono.

- Las especies de árboles de hoja ancha eliminan más ozono que las coníferas. Las especies de árboles de hoja ancha de hoja perenne eliminan más ozono que las de hoja ancha y caduca.

- El porcentaje promedio anual de mejora de la calidad del aire debido a los árboles y arbustos urbanos es inferior al 2% (que puede ser significativo en caso de alta contaminación).

Los techos verdes se pueden usar para complementar el uso de árboles urbanos para mejorar la calidad del aire en una ciudad densamente poblada.

Los responsables de los municipios deben comprender claramente la magnitud de los efectos de la presencia urbana verde en la contaminación del aire, así como sus ventajas y desventajas. 

La vegetación urbana puede considerarse como una medida rentable y basada en la naturaleza para cumplir con los estándares de aire limpio y debe ser tomada en cuenta por los responsables políticos, pero para maximizar los efectos beneficiosos se requiere de un cuidadoso diseño, planificación y análisis de costos-beneficios.

Fuente:

Sicard P et al. 2018. Should we see urban trees as effective solutions to reduce increasing ozone levels in cities? Environmental Pollution, Vol 243, Part A: 163-176, ISSN 0269-7491, doi.org/10.1016/j.envpol.2018.08.049.

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