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Bizarra por donde se la mire

Welwitschia mirabilis es una verdadera rareza vegetal que habita en los desiertos de Namibia y Angola.

Fue descubierta en 1860 por el botánico austriaco Friedrich Welwitsch, en honor a quien fue nombrada. Le dedicó tanta pasión a su estudio, que decidieron tallar la silueta de la planta en su lápida para que no se separe de ella ni siquiera en el más allá. 

Además de su intimidatoria apariencia, Welwitschia resulta única por sobrevivir en las más extremas condiciones de sequía, como las que se registran en su hábitat, con lugares que reciben sólo 15 mm de agua por año, con un promedio total de la zona de 100 mm.

Pruebas de datación con carbono radioactivo, han confirmado que algunos individuos tienen 1500 años de edad.

Presenta un tronco corto y grueso del que nacen sólo dos largas hojas en forma de cinta que crecen continuamente, y que van rodeándolo para protegerlo de temperaturas tan elevadas como 65 °C. Además mantienen frío y húmedo el suelo donde crecen.

La Welwitschia tiene sexos separados en distintos individuos: los masculinos presentan, a modo de flores, unos pequeños conos,  mientras que los femeninos desarrollan unos conos más grandes, que los nativos llaman “cebolla del desierto”.

Como no es una suculenta que pueda almacenar agua en sus tejidos, la velocidad de crecimiento de esta planta está relacionada directamente con la humedad -proveniente del rocío y de la neblina nocturnos- que puedan captar sus hojas a través de poros o estomas: se han contado más de 22.000 estomas por cm².

Cada 7 a 10 años, la lluvia suele ser muy abundante en la zona, y luego de haber sobrevivido con 100 mm al año, la Welwitschia recibe hasta 1200 mm. En estas ocasiones produce semillas que encuentran las mejores condiciones para germinar. Pero, sólo el 50% es viable.

Una vez que germinan las semillas, que generalmente fueron transportadas por el viento, la raíz crece rápidamente en dirección vertical alcanzando grandes profundidades.

Realmente es una especie singular, por eso, existe una gran preocupación entre los botánicos, que han encontrado que está siendo atacada por un hongo, el Aspergillus niger, que cubre los tegumentos de las semillas y coloniza los tejidos de las plantas recién germinadas.

Sumados a los efectos de otras plagas, como coleópteros, se ha calculado que sólo el 1 % de las semillas llega a producir una planta adulta.

Como es muy difícil su cultivo fuera de su ambiente natural, se teme por la supervivencia de esta especie en un futuro cercano.

Por suerte, los científicos están ocupándose de desarrollar 

un protocolo de manejo que incluya la limpieza de las semillas, 

el riego necesario en cada etapa de su crecimiento 

y la fertilización de la planta adulta, para que florezca y

complete su ciclo.

Actualmente, en los jardines botánicos de Ámsterdam y de Londres

se mantienen ejemplares sanos y vigorosos,

y están colectándose semillas que pueden convertirse en

una reserva de gran valor para evitar su extinción.   

Fuente:

Ursem, W. N. J. 2004. Ex situ horticulture of Welwitschia mirabilis. Sibbaldia 2, 47–50.  

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