
De
Huertas
y Jardines
El rey que quería ser farmacéutico
A lo largo de la historia boticaria, ninguna droga tuvo un uso más extendido en el tiempo que la llamada triaca.
Está mencionada en escritos desde 500 años antes de Cristo hasta cerca del 1900 y fue recetada a reyes y plebeyos de las más diversas culturas.
El nombre triaca, que proviene de "Theriacus" o "Theriaca", significa contraveneno en latín; y el Diccionario de la Real Academia Española la define como una "confección farmacéutica usada de antiguo y compuesta de muchos ingredientes, principalmente de opio".
No hay registros de su descubrimiento, pero ya era usada en el Antiguo Egipto, y luego en los imperios griegos y romanos, como antídoto contra las mordeduras de serpientes, arañas y escorpiones. Progresivamente se amplió su aplicación contra cualquier tipo de envenenamiento, malestares y fiebres.
El número de ingredientes variaba al principio de 4 a más de 40, casi todas eran plantas, raramente algún elemento mineral o animal entraba en las fórmulas (y si entraba, era carne seca y molida de serpiente).
Hasta que la triaca cayó en manos de un farmacéutico...que debía ser rey (¿o era un rey que quería ser farmacéutico?).
En el siglo I a.C., las vastas extensiones de tierra del noreste de la actual Turquía, al borde del Mar Negro, eran conocidas como Ponto Euxino, y estaban gobernada por el rey Mitrídates VI, gran guerrero y temible rival de Roma.
Durante toda su vida manifestó un obsesivo temor a ser envenenado, pues durante su niñez había visto cómo su madre envenenó a su padre para tomar el poder. Había heredado una gran sabiduría botánica, cultivaba plantas venenosas y preparaba elixires letales que ensayaba tanto con delincuentes como con sus familiares, a quienes utilizaba como animales de laboratorio.Comenzó muy joven a desarrollar el oficio de farmacéutico y subió al trono luego de envenenar a su propio hermano.
El rey del Ponto tomaba diariamente pequeñas cantidades de sustancias tóxicas para ir desarrollando tolerancia a sus efectos, y también ingería varios antídotos, entre los que se distinguía uno, que él mismo había creado, llamado mitridato que, se decía, lo protegía contra todos los venenos conocidos.
Desde entonces, el término mitridatización es utilizado para describir la acción detoxificadora del hígado, que ante la ingesta de pequeñas dosis de sustancias nocivas, se programa para defender al organismo de un ingreso en gran escala.
Por supuesto, Mitríades VI conocía la antigua triaca y decidió mejorarla.
La llamó triaca magna, llevando el número de ingredientes a 54, entre los que se encontraban:
Zumo de acacia, iris, cardamomo, anís, nardo gálico, raíz de genciana, hojas secas de rosa, gotas de amapola y perejil, casia, cizaña, pimienta larga, resina de liquidámbar, mirra y opopónaco, flor de junco redondo, resina de trementina, semillas de zanahoria de Creta, nardo y bálsamo de la Meca, azafrán, jengibre, canela...
Esta fórmula fue introducida en la farmacopea romana e indicada por incontables generaciones de médicos durante los siguientes siglos.
En cuanto a Mitríades VI, tras luchar durante toda su vida contra los más grandes generales de Roma, en el 63 a.C. fue vencido por Pompeyo, pero prefirió la muerte a caer en manos enemigas.
Le dio un poderoso veneno a su esposa e hijas y tomó su dosis. Ellas murieron, él, no. Tuvo que pedirle a su soldado que le clavara su espada, pues como estaba "mitridatizado" no pudo morir como su padre.
Tras su fallecimiento encontraron su laboratorio con un gran depósito de venenos, por eso se especula con que fue uno de los primeros en fantasear con una guerra química.
Pero, curiosamente, este farmacéutico-rey ha pasado a la historia por todo lo contrario, por su afán sanador, ya que hasta cierto punto, Mitríades VI debería llevarse tanto la gloria de haber descubierto las propiedades de la inmunización, como la de haber empleado y perfeccionado, sin saberlo, los principios de la homeopatía, casi 20 siglos antes de que fueran utilizados científicamente.
Fuentes:
Besciu, M. y Suliman, M.G. 2007. Theriaca between mistery and truth. Ponencias del 38th International Congress for the History of Pharmacy, Sevilla: 19-22
Luján, N; Martín, R; Viñals, J. y Wiesenthal M. 1979. Historia, Mito y Presencia de la flor. Edit. Salvat, Barcelona, 318 pp. ISBN 84-345-4127-0
Puerto Sarmiento, F.J. 2009. La triaca magna: una panacea inmemorial relacionada con los orígenes de la Real Academia Nacional de Farmacia. Discurso para ingreso como académico de número a la Real Academia Nacional de Farmacia, 110 pp. ISBN: 978-84-936890-1-8