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Espirales de crisantemo para alejar mosquitos

Pueblos de la antigüedad ya sabían que algunos crisantemos contienen sustancias con propiedades insecticidas, las que fueron aprovechadas para combatir pulgas, garrapatas, langostas y otras plagas, luego de diversos procesos de secado y molienda de las flores.

El piretro es un aceite que se encuentra en pequeñas glándulas de las cabezas de las flores de 3 especies de crisantemo: Chrysanthemum cinerariifolium de la región dálmata (más tarde Croacia), C. roseum de origen persa y C. Marshalli Ascherson de Armenia.

Los componente insecticidas son 6 ésteres, llamados piretrinas, que se extraen de ese aceite, y el mayor rendimiento se obtiene del crisantemo dálmata.

Aunque estas especies son originarias del este europeo y del oeste asiático, se cree que se usaron para combatir plagas primero en China y que luego se introdujeron como polvo en Oriente Medio a lo largo de las rutas comerciales. 

A principios del siglo XIX, el comerciante armenio Jumtikoff observó que tribus del Cáucaso usaban los polvos de las flores de crisantemo y su hijo desarrolló la primera producción en gran escala en 1828, lo que permitió su ingreso a toda Europa. 

Desde alrededor de 1860 y hasta antes de la Segunda Guerra Mundial, Japón tenía la principal área de cultivo de crisantemo dálmata en el mundo, y el piretro exportado como polvo se demandaba   principalmente para matar pulgas. 

Pero en Japón el polvo de piretro también tenía otro uso: se mezclaba con aserrín y se quemaba en un brasero o en un quemador de incienso para repeler mosquitos en los hogares.

Alrededor de 1890, el empresario Eiichiro Ueyama intentó mejorar el producto al mezclarlo con polvo de almidón y luego amasarlo en forma de palitos de incienso.

Después varios fracasos, Ueyama contrató a los trabajadores de las fábricas de incienso de Sakai y tuvo éxito al obtener un insecticida comercial viable agregando además polvo de cáscara de naranja.

La mezcla se colocaba en un mortero de madera para ser coextruida, que luego fue reemplazado por una máquina de compresión, y se cortaba en forma de varitas delgadas.

Sin embargo, estos palitos se quemaban rápidamente, en menos de 40 minutos, y tenían que emplearse varios a la vez para obtener suficiente humo en una habitación y repeler a los insectos durante toda una noche.

En 1895, Yuki, la esposa de Eiichiro, propuso hacer la vara más gruesa, más larga y curvada en forma de espiral. Ueyama actuó de inmediato en la propuesta, pero no fue hasta 1902, después de años de experimentación, que finalmente pudo patentar la espiral de piretrina que aseguraba hasta 7 horas de duración y que tuvo un éxito mundial casi instantáneo.

El método consistía en cortar manualmente una plancha elaborada con la mezcla de piretrina, almidón y naranja, y enrollada como un pionono. Esta producción casi artesanal continuó usándose hasta 1957, cuando se mejoró mediante punzonado automático. 

Las piretrinas afectan el sistema nervioso central de todo tipo de insectos voladores y rastreros, bloqueando las uniones nerviosas dependientes del sodio, de modo que los impulsos fallan, el insecto se derriba y puede morir. En las concentraciones más bajas, produce una reacción de repelencia  que hace que el insecto huya de la fuente del producto.

Con la aparición de las piretrinas sintéticas o piretroides, alrededor de 1960, la expansión de la industria insecticida para el hogar fue exponencial.

Las espirales que se usan en la actualidad se producen con estos piretroides sintéticos, y si bien tienen baja toxicidad al igual que el principio activo original, su proceso de fabricación y mezcla con contaminantes como hidrocarburos alifáticos y aromáticos puede resultar peligroso para la salud.

Se ha comprobado que la exposición prolongada y en niveles elevados, tanto a las piretrinas como a los piretroides, en humanos causa respiración asmática, estornudos, congestión nasal, pérdida de coordinación, temblores, convulsiones, dolor de cabeza, náuseas, enrojecimiento facial e hinchazón.

Las espirales, derivadas finalmente del crisantemo, son ampliamente utilizadas a más de 120 años de la propuesta de Yuki: se venden 29 mil millones cada año, el 95% de ellas en Asia.

Fuentes:

Ashok J N &, Jyoti J. 2015. Prolonged use of mosquito coil, mats, and liquidators: A review of its health implications.  International Journal of Clinical and Experimental Physiology, Vol 2 (4): 209-213

Moore SJ, Debboun M. 2006. The history of insect repellents. Insect Repellents, Principles, Methods, and Uses. Edited by: Debboun M, Frances SP, Strickman D.  Boca Raton, London, New York: CRC Press, Francis & Taylor group, 3-29.

Ohta H. 2013. Historical Development of Pesticides in Japan. Survey Reports on the Systemization of Technologies; No. 18, 108 pp.

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