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El emperador quiere melones todo el año

Aunque actualmente los invernaderos nos resulten familiares y una buena parte de las hortalizas y flores que se consumen en el mundo se produzcan en ellos, pocos creen que se trata de una tecnología milenaria.

El primer intento de cultivar plantas bajo una cobertura posiblemente se haya producido en el Antiguo Egipto, pero quedaron pocos testimonios de ello. 

En tiempos del Imperio Romano, en cambio, varios autores dejaron registros muy claros sobre este sistema de producción.

Según estos autores, el emperador Tiberio (42 a. C - 37 d. C) tenía, entre otras muchas debilidades, la de comer un melón al día durante todo el año, y sus jardineros debían asegurarse de disponerlos sin falta.

El cultivo de melón al aire libre no era posible ni en Roma ni en el sur de Italia, ya que las temperaturas invernales resultan letales para una especie que requiere calor para florecer y fructificar.

Por lo tanto, los responsables de la huerta primero intentaron el cultivo en cajones que se disponían sobre carros. Las plantas se sacaban al sol cuando el tiempo era benigno y se guardaban por las noches.

Pero cuando el frío arreciaba por varios días, las plantas morían por falta de luz.

Como había que encontrar una solución, construyeron una estructura cubierta por láminas de lapis specularis, mejor conocida como mica.

La mica es un tipo de yeso especular y traslúcido, que en los siglos I y II se usaba a modo de cristal para cubrir aberturas.

Así, la estructura de cultivo de melones resultante puede considerarse como el primer registro histórico claro del uso de un invernadero.

Ahora bien, en cuanto a cuál era exactamente el fruto que no podía dejar de estar cada día en la mesa de Tiberio, debido a erróneas traducciones de los escritos de Plinio el Viejo y de Columella, se asumió durante siglos que se trataba de pepinos en lugar de melones, ya que ambos se llamaban por su nombre latino: cucumis.

Plinio describe los cucumis que consumía el emperador como frutos de tamaño, forma y color variables con una cubierta de pelusa muy clara. Estas características corresponden a los melones, ya que los pepinos no tienen pelos y son siempre verdes.

En uno de los pasajes se lee sobre la introducción de un nuevo tipo de cucumis, llamado melopepo, que era esférico y que se separaba fácilmente de la planta cuando estaba maduro.

Estos datos confirmarían sin dudas que se trataba de melones, aunque seguramente muy diferentes a los que conocemos actualmente, menos dulces y agradables; ya que la preferencia de Tiberio hacia ellos era considerada muy particular y no se hace referencia a que integraran los platos de patricios, de plebeyos ni de esclavos, en ninguno de los múltiples libros de cocina de la época.

Por lo tanto, gracias a los melones de Tiberio, la ciencia hortícola desarrolló una nueva tecnología que recién se perfeccionó en los siglos XVI y XVII con los fabulosos invernaderos de vidrio de palacios reales y jardines botánicos europeos.

Fuentes:

Paris HS & Janick J. 2008. Proceedings of the IXth EUCARPIA meeting on genetics and breeding of Cucurbitaceae (Pitrat M, ed), INRA, Avignon (France), May 21-24th: 33-41.

Weingarten S. 2016. The Rabbi and the Emperors: Artichokes and Cucumbers as Symbols of Status in Talmudic Literature.  In "When West Met East. The Encounter of Greece and Rome with the Jews, Egyptians, and Others. Studies Presented to Ranon Katzoff in Honor of his 75th Birthday", Ed D. M. Schaps, U. Yiftach & D. Dueck. Trieste, EUT Edizioni Università di Trieste, pp. 50-65.

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