
De
Huertas
y Jardines
Flores y la emoción de ser feliz
Los seres humanos siempre se han sentido extrañamente atraídos por las flores, incluso cuando no les proporcionan sustento físico ni cuando tienen altos recursos para adquirirlas.
Han dedicado esfuerzos corporales y mentales para cultivarlas desde los orígenes de las civilizaciones. Dibujos de flores integradas a la vida cotidiana se encuentran en tumbas del antiguo Egipto, en sedas chinas de 2000 años y en pinturas del Imperio romano.
Esta atracción no está sólo en un nivel de supervivencia, ya que aunque las flores pueden proporcionar algunos usos medicinales básicos, la motivación principal parece ser la estética.
Las flores provocan una experiencia multisensorial que incluye el olor, la textura y el color, pero también generan actitudes y evocan experiencias, recuerdos y emociones.
En un interesante estudio realizado por científicos de la Universidad Ben-Gurión del Néguev, en Israel, se buscó determinar de qué manera la relación entre las personas y las flores puede ser conceptualizada y qué efectos provoca.
Para ello convocaron a 60 hombres y a 60 mujeres, todos estudiantes de la misma Universidad, y los sometieron a 2 pruebas:
1) Debían elegir una flor entre 4 diferentes en cuanto a su forma, tamaño, número de pétalos, simetría: gerbera, marimonia, cala y anturium, y fundamentar.
2) Debían definir el sentimiento que les generaba el concepto "flor" a través de palabras que pudieran relacionar con él, emociones que podían conectar y recuerdos que les provocaban.
Luego de un análisis apropiado y riguroso de las respuestas encontraron que en los argumentos de la elección de la flor preferida predominaba la atribución de una "personalidad" para cada especie. Así la cala resultó elegante y misteriosa; la gerbera, simple y saludable; la marimonia, sensual y femenina; y el anturium, auténtico y modesto.
En algunos estudios similares, realizados anteriormente por otros autores, se había encontrado que los elementos que componen las flores están conectados a formas abstractas percibidas por la mente humana que ayudan a dar sentido y organizar activamente la experiencia de la percepción.
Con el experimento de los israelíes, además, se pudo concluir que el sentimiento central que se genera en nuestra relación con las flores sería la felicidad.
Comprobaron que más allá del placer estético, la significación cultural, la familiaridad o la innovación; las flores imponen un vínculo físico corporal: al darles agua, al llevarlas a eventos personales significativos (comida familiar, funeral), al protegerlas en el traslado, al inclinarse para olerlas, al recibirlas y al entregarlas en mano, etc.
Esta interacción física persona-flor sería lo que completa la floweriness de las flores, o sea su capacidad de hacernos felices.
Fuente:
Huss E, Yosef KB & Zaccai M.2018.Humans’ Relationship to Flowers as an Example of the Multiple Components of Embodied Aesthetics. Behavioral Sciences 8(3), 32; doi:10.3390/bs8030032