
De
Huertas
y Jardines
El limón y la enfermedad de los descubrimientos
Para los navegantes que realizaban largas travesías antes del siglo XVIII, las enfermedades a bordo eran mucho más temidas que los peores enemigos con quienes pudieran enfrentarse tanto en el mar, como en tierras desconocidas.
Y entre ellas, el escorbuto, era sin dudas la que cobraba mayor número de víctimas.
Se ha documentado que una expedición británica al Océano Pacífico en la década de 1740 perdió 1300 de un tripulación original de 2000 hombres por esta enfermedad.
El escorbuto se presenta ante la falta de vitamina C, carencia que produce la destrucción de los tejidos, ya que el colágeno -proteína que sirve de sostén- no es renovada.
La mayoría de los animales puede producir su propia vitamina C, excepto el hombre, los monos y los cerdos de Guinea.
Los síntomas aparecen un unas pocas semanas: úlceras sangrantes, fatiga, dolores en las articulaciones, rotura de cartílagos, respiración agitada, falta de cicatrización de heridas y problemas cardíacos.
En el siglo XVIII, un escocés llamado James Lind (1716 - 1794) comenzó a desentrañar los secretos del escorbuto. Ingresó a la Marina como aprendiz de doctor, y en marzo de 1747, fue nombrado cirujano del HMS Salisbury, un barco de 50 cañones a cargo de patrullar el Canal de la Mancha.
Después de 8 semanas en el mar, y cuando el escorbuto comenzó a pasar factura a la tripulación, Lind decidió probar su idea de que la putrefacción del cuerpo podía prevenirse con ácidos. Dividió a los 12 marineros enfermos en 6 pares, y les proporcionó a cada uno un suplemento diferente en su dieta: sidra, ácido sulfúrico diluido, vinagre, agua de mar, dos naranjas y un limón, o una mezcla purgante
Como resultado de lo que algunos consideraron el primer ensayo clínico de la historia, solo los 2 marineros que consumieron los cítricos mejoraron, a pesar de que las naranjas y los limones se agotaron después de seis días.
"Los buenos efectos más repentinos y visibles se percibieron a partir del uso de naranjas y limones", escribió Lind en 1753 en su histórica obra A Treatise of the Scurvy.
Pero no fue hasta 42 años después que el Almirantazgo británico emitió la orden para la distribución de jugo de limón a los marineros. Los historiadores todavía debaten por qué no se actuó antes.
Algunas explicaciones apuntan a que Lind dudaba de su propia experiencia cuando más tarde trató de concentrar el jugo de cítricos cocinándolo para facilitar su transporte y almacenamiento. Como esto destruyó la vitamina C, el ingrediente activo entonces desconocido, el producto hervido no funcionó.
Como Lind siempre creyó que el "poder" de los limones residía en su acidez, el gobierno británico, en la década de 1860 ordenó plantar limas, más baratas que los limones, en las tierras del Caribe ocupadas por los británicos. Como la lima contiene aproximadamente la mitad de vitamina C de los limones, fue menos efectiva para prevenir el escorbuto entre los marineros británicos, o Limeys como se conocieron.
No fue hasta que se identificó la vitamina C en 1928 que la enfermedad fue efectivamente conquistada.
La importancia del estudio realizado por Lind radica en que controló las variables del experimento para que todos los sujetos estuvieran en condiciones homogéneas, de modo que la comparación de los tratamientos administrados fuera válida. Lind eligió pacientes con síntomas similares, los mantuvo en el mismo lugar y les proporcionó una dieta común, aparte de los suplementos, pero le faltó un grupo de control.
Otros antes de Lind ya habían realizado experimentos de este tipo, como el médico persa Al-Razi, quien, en el siglo IX, desangró a un grupo de pacientes y no a otro con el fin de verificar los resultados.
El diseño original de los ensayos clínicos no evolucionó hasta el siglo XIX cuando se introdujo el "doble ciego" (ni los pacientes ni los investigadores saben quién pertenece al grupo de control y quién al grupo experimental) y hasta el siglo XX cuando se introdujeron los placebos (sustancias inertes similares a los medicamentos que se quieren evaluar).
Pero todo esto no quita mérito a James Lind. En su honor, un limonero ahora adorna la entrada oficial del Instituto de Medicina Naval Británico.
Fuentes:
White, M. 2016. James Lind: The man who helped to cure scurvy with lemons. BBC News, Oct 4.
Yanes, J. 2016. James Lind and Scurvy: The First Clinical Trial in History? Knowledge Window. Open Mind. July 16.